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Es difícil creer que torturar y matar toros en las plazas todavía sea legal en 2022. Sin embargo, estas exhibiciones crueles todavía tienen lugar en siete países: Ecuador, Francia, México, Perú, Portugal, España y Venezuela.
Por lo general, antes de una corrida el toro fue separado de su manada y llevado a un lugar extraño, durante el transporte y la espera antes de la corrida a menudo pierde entre 20 y 30 kilogramos. Incluso antes de entrar en la plaza, el toro es apuñalado en la espalda con un arpón llamado divisa. Una vez en el ruedo, es sometido a tres fases de tortura. Durante la primera fase, llamada de varas, los picadores a caballo encajan lanzas en los músculos de la espalda y el cuello del toro para que no pueda levantar su cabeza y embestir. Además, tuercen las lanzas para cortar más al toro y asegurar la máxima pérdida de sangre, hasta seis litros. Durante la segunda fase, llamada de banderillas, el ya muy débil toro es apuñalado con seis arpones (banderillas), en el mismo lugar donde ya ha sido herido.
En la tercera y última fase, llamada de muerte, el matador entra para terminar por fin con la vida del exhausto y moribundo toro. Después de provocar algunas embestidas débiles del animal, el matador intenta asesinarlo con una espada llamada estoque, clavándola en su espalda una y otra vez. Pero el toro generalmente no muere en este punto, por lo que el matador luego usa otra espada llamada verduguillo para intentar cortar su médula espinal y dejarlo tetrapléjico, lo cual requiere a menudo múltiples intentos. Una vez en el suelo e incapaz de moverse, el toro es apuñalado varias veces detrás de la cabeza con una daga llamada puntilla. Si el matador no da en el blanco y sólo logra mutilar más al toro, el animal consciente pero paralizado puede ser encadenado por sus cuernos o el cuello y arrastrado fuera del ruedo aun sufriendo. En un último acto barbárico, a menudo le cortan sus orejas y cola como "trofeos".
© Jo-Anne McArthur / We Animals
La mentalidad de las personas está cambiando. En España, el 84% de los jóvenes no apoya las corridas de toros y el 73% de los mexicanos considera que las corridas de toros son una crueldad hacia los animales. El número de corridas de toros se ha reducido bastante y ciudades y estados en todo el mundo están imponiendo prohibiciones. Más de 125 ciudades de España han prohibido las corridas de toros y los estados mexicanos de Coahuila, Guerrero, Quintana Roo y Sonora también las han prohibido.
Por favor, comprométete a no asistir a una corrida de toros, únete a las protestas locales en contra de ellas e informa a los demás sobre la crueldad de estos eventos anacrónicos.