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La sacaron de un basurero y la abandonaron en un callejón. Inmóvil, con espasmos débiles, sin poder moverse, ni siquiera levantar la cabeza, no podía hacer nada más que parpadear mientras las moscas volaban alrededor. Horas después, el poodle aún sufría bajo el sol ardiente porque aun después de recibir muchas llamadas, el Servicio de Animales de Los Ángeles (LAAS, por sus siglas en inglés), una agencia financiada con el dinero de los impuestos, no había enviado a nadie para ayudarla.
Cuando un residente local le dijo a PETA que no llegaba la ayuda de LAAS, nuestros voluntarios se apresuraron al lugar y la llevaron al refugio más cercano, en donde se determinó que el perro sufría de problemas neurológicos, causados probablemente por un trauma en la cabeza. Más tarde se determinó que había sido adoptada en el mismo refugio que no pudo ayudarla. Cuando los dueños fueron contactados, dijeron que había escapado hacía cinco meses y que no podían costear los cuidados médicos. Después de que aparentemente LAAS no dio ningún seguimiento para investigar cómo fue que la perrita terminó en un basurero, fue sometida a eutanasia debido a la severidad de sus heridas. Este animal fue traicionado por un sistema fallido de control animal, desde el principio hasta el doloroso final.
Este es tan solo uno de los muchos incidentes en los que los animales fueron abandonados sufriendo debido a que LAAS no responde con prontitud. Siendo la segunda ciudad más grande del país, Los Ángeles debe ser el ejemplo a seguir de un sistema de servicios de animales eficiente y no dejar que los animales mueran en las calles.
PETA recibe llamadas desesperadas de residentes frustrados de L.A. reportando a animales en peligro. La gente llama a PETA porque no pueden comunicarse con LAAS, la agencia financiada con el dinero de los contribuyentes y que fue creada con el único propósito de servir a los animales de la ciudad. Aquellos que consiguen comunicarse con LAAS, a menudo reportan que la ayuda tarda horas, a veces hasta días en llegar y a veces nadie responde. Esta situación es ciertamente muy desalentadora para los compasivos miembros del personal de LAAS, quienes junto con los animales y los residentes que buscan ayuda, están siendo defraudados por un sistema fallido:
- El sistema automático de los teléfonos de LAAS no tienen ninguna opción de emergencia (una de las primeras opciones del sistema del Departamento de Cuidado Animal del condado de Los Ángeles).
- Muchas de las opciones del sistema telefónico, transfieren las llamadas a líneas muertas o los hacen esperar mucho tiempo para comunicarse con el personal del refugio, lo cual prácticamente hace imposible la ayuda.
- Durante más de un año y medio, LAAS ha tenido más de 20 vacantes de empleo, pero la gerencia ha permitido que estos trabajos permanezcan abiertos. En lugar de darle prioridad a cubrir estas vacantes, LAAS les dice a las personas que llaman que no pueden responder a tiempo (o por completo) porque no tiene suficiente personal.
- En 2008, Los Ángeles aprobó una ley que requiere que la gente esterilice a sus perros y gatos. Pero la ciudad ha fallado en hacer cumplir la ordenanza adecuadamente, y LAAS dificulta el acceso a cupones de descuento y vales de cirugías gratuitas (disponibles para residentes de bajos ingresos) al ofrecerlos únicamente en los refugios de la ciudad. Si la ciudad realmente quiere terminar con la crisis de sobrepoblación de animales, estos vales de esterilización de opciones asequibles, deben estar disponibles en todas partes: en línea, en las oficinas del ayuntamiento, bibliotecas y demás edificios públicos.
A pesar de las numerosas cartas y testimonios de PETA en las reuniones del comité, y las varias ofertas de asistencia, la gerencia de LAAS continúa dándole la espalda a los animales y a los residentes que dependen de ellos para recibir ayuda.
Por favor, pídele cordialmente al alcalde Garcetti, que actúe inmediatamente para arreglar la situación de LAAS y sea un líder nacional en las cuestiones sobre bienestar de los animales, asegurándose de que sea un recurso confiable para los residentes y para los innumerables animales cuyas vidas dependen de ello.