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Las investigaciones de PETA Asia han revelado que monos vulnerables en peligro de extinción sufren en la industria del coco tailandesa, donde son forzados a trabajar en las granjas de coco. Estos individuos, muy sociales, que normalmente viven y prosperan en grandes grupos, son violentamente separados de sus compañeros y encadenados en “escuelas de entrenamiento”, sin comida, agua, sombra ni compañía. Los manejadores los intimidan y los maltratan, obligándolos a obedecer.
Cuando su “entrenamiento” termina, los monos son vendidos a recolectores de cocos. Un empleado de una granja que visitaron los investigadores reveló que, mientras los monos trepan a los árboles, a menudo son mordidos por hormigas y picados por avispas, y los animales a veces sufren fracturas al caer o al ser retirados violentamente de los árboles.
Por favor, pídele al gobierno tailandés que ponga fin a esta crueldad cerrando las “escuelas de entrenamiento de monos” y haciendo ilegal el trabajo forzado de monos. El Gobierno tiene el deber de proteger a estos monos y evitar que padezcan condiciones de vida miserables hasta que mueran o sean abandonados cuando envejecen, enferman o resultan heridos y son considerados inútiles por la cruel industria del coco.