Pequeños animales aterrorizados en laboratorios gubernamentales – Actúa

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Es la trama de las películas de terror: la víctima es perseguida, atrapada y atormentada, para luego generarle niveles de terror de pesadilla. Estas escenas se repiten una y otra vez en los laboratorios financiados con dinero de los contribuyentes en el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) en Bethesda, Maryland, donde un número incalculable de ratones y ratas son usados en experimentos psicológicos patológicamente crueles, diseñados para inducir o medir el temor, pánico, desesperanza, terror, trauma y un sentido de indefensión a niveles extremos en los animales. Nadie los rescata y no tienen un final feliz.

Estas son solo algunas de las cosas perversas a las que los animales cautivos son sometidos en estos laboratorios:

 

Descarga Eléctrica en el pie

La práctica experimental de aplicarles descargas eléctricas a los animales comenzó a comienzos del siglo XX y fue popularizada por Martin Seligman y Steven Maier, quienes, en los años 60 administraron descargas eléctricas dolorosas e impredecibles a perros. Los animales se volvían tan ansiosos y estresados que, eventualmente, ni siquiera trataban de escapar cuando les aplicaban las descargas. Seligman y Maier llamaron a esta condición " indefensión aprendida", y una multitud de experimentadores se alinearon para realizar experimentos similares en una verdadera arca de Noé. (Los experimentos enfermizos de Seligman también inspiraron a los psicólogos que concibieron el ahora desacreditado programa de tortura humana de la CIA).

En los laboratorios del NIMH, los ratones son encerrados dentro de una cámara con un suelo de rejilla electrificado. Los experimentadores administran descargas eléctricas a intervalos impredecibles en las piernas del animal, provocándole estrés y posiblemente dolor. Los ratones saltan y se golpean contra las paredes de la cámara, desesperados. Algunos quedan paralizados, probablemente aterrados de moverse tras recibir las descargas.

Prueba de Nado Forzado

En el NIMH, los experimentadores arrojan a ratones dentro de recipientes llenos de agua de los que no pueden escapar para la prueba de nado forzado. Los animales, en pánico, nadan con desesperación, moviendo con fuerza sus pequeñas piernas traseras, para mantener sus cabezas fuera del agua. Dan vueltas en círculos, empujan contra las paredes del recipiente e intentan trepar, buscando una salida. En su miedo, algunos defecan o emiten chillidos. Esto continúa durante 11 minutos, durante los cuales los ratones nadan aterrorizados para evitar ahogarse o flotan, probablemente para intentar conservar su energía.

Prueba de Suspensión por la Cola

En la prueba de suspensión por la cola, los experimentadores del NIMH suspenden a los ratones boca abajo y pegan sus sensibles colas a una barra horizontal. Los animales luchan por incorporarse desde esa posición forzada, pero no tienen control alguno. Con todas sus fuerzas, intentan levantar sus cuerpos, aferrándose desesperadamente a la cinta pegada a sus colas, solo para caer de nuevo y volver a intentarlo. La prueba continúa durante seis minutos, durante los cuales los ratones luchan y los experimentadores los observan, aparentemente sin ninguna compasión.

Cruel e Inútil

Además de ser horriblemente crueles y poco éticos, estos experimentos son mala ciencia. La prueba de nado forzado y la prueba de suspensión de cola se usan para evaluar las propiedades antidepresivas de los fármacos basándose en la suposición de que cuando un animal deja de nadar o de luchar, está deprimido, y en la creencia de que los animales a los que se les han administrado antidepresivos nadarán o lucharán durante más tiempo. Pero los datos simplemente no respaldan estas suposiciones.

Los experimentos de descargas eléctricas en los pies se consideran una simulación de los factores estresantes de la vida humana. Sin embargo, los factores que afectan a los humanos, incluidas las dificultades financieras, la insatisfacción laboral y los problemas familiares, no implican el estrés físico que produce una descarga eléctrica. Ciertamente, los humanos que sufren de depresión, ansiedad o trastorno de estrés postraumático típicamente no manifiestan estas condiciones como resultado de recibir descargas eléctricas en sus pies.

Nada menos que el encargado del NIMH ha admitido abiertamente que estas crueles pruebas en animales son inútiles para aprender sobre depresión humana, pero increíblemente, su agencia sigue realizándolas.

Estas pruebas no hacen más que aterrorizar a los animales y retrasar el desarrollo de tratamientos nuevos y eficaces para los humanos. Por favor, dile al NIMH que deje de atormentar a animales vulnerables y que ponga fin a su uso de la prueba de nado forzado, suspensión de cola y descargas eléctricas en los pies.

Nota: Si escribes una carta y el asunto con tus propias palabras, esto ayudará a dirigir la atención hacia tu e-mail.

Andrea
Beckel-Mitchener
NIMH

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